lunes, 26 de julio de 2010

Las lágrimas del toro nº 39


El 11 de septiembre de 2006 escribí estas líneas, que ahora acompañarán la imagen de la obra que publiqué aquí de aquel momento. El Toro nº 39, que titulé entonces ¡eh Toro! Ahora 1 año después, la vuelvo a publicar junto a estas líneas.

La Nava. Los bravitos 2006
Después de dos años sin estar en el pueblo en fiestas, este he estado nada menos que cuatro días. A excepción de la víspera, el día 6 y el domingo por la tarde y noche.
Los toros o novillos, presentes en todo momento. También las verbenas y los bares.


LAS LAGRIMAS DEL TORO Nº 39.

Esto se queda en la retina para siempre. Los mozos, lo más sensibles y respetuosos con el animal, los cortadores, allí estaban contemplando y velando los últimos instantes de una vida que se iba yendo poco a poco. ¿Qué sentiría el toro en ese momento si pudiera ver esa escena? Sin duda, aún podría escuchar los comentarios, sentir las caricias. Los mozos lloraban por dentro por la muerte de ese bravo toro, bonito. Él lo hizo después de su muerte. Una muerte tan dolorosa en un final extenuante, sin un soplo de fuerza, un animal que es todo fuerza, no se rinde hasta que sucumbe y cae. "No es una derrota, es un triunfo, no me doblego ni aún arrastras me podréis llevar donde vosotros digais". Lo cierto es que ese toro, lloró y lloró despues de muerto. Quizá esas lágrimas salieron de lo más profundo de su alma. Lloraba por quien le estaban viendo, ahí sin vida.

Valladolid, 11 de septiembre de 2006

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