Ahora pienso en el tiempo que he estado inmerso en la anterior a esta y que pone de manifiesto, un trabajo que no elude a la esencia de la idea primigenia. El Árbol y el Hombre, como metáforas, en la que el propio autor se recoge a sí mismo para brindar en una danza envuelta en flores que surgen del árbol que le contempla y en el que se ve reflejado.
lunes, 18 de agosto de 2008
El tiempo, el hombre, el árbol
Acabo de concluir mi trabajo sobre una obra, que me ha tenido varias semanas sumido en ella y que el propio desarrollo ha sido incierto en muchos momentos. Me ha puesto a prueba una vez más la pintura. Paradójicamente, pensaba que tenía muy definida la idea y el camino a seguir, pero como en tantas ocasiones, es la propia pintura la que acaba imponiéndote el rumbo. De ti depende, abordar hasta el final "más definido" o no.
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