miércoles, 31 de marzo de 2010

Librería Relieve, al cabo marzo


Al cabo marzo,tan al viento como de
frío invierno, nos viste de libros,
entre las hojas volantes de este otoño
primaveral. Así es Relieve visto desde
el interior de sus páginas, tan guardadas,
como olvidadas y queridas. Así es
Pepe, con su talante, con el saber librero,
su facilidad de palabra-pensamiento,
sus prosas habladas. Al cabo, nos sacudimos con
el ánimo y las dificultades del poco propicio tiempo,
para saludar con la alegría implícita de su nombre
al adormecido mes de abril. Que entre
otras cosas, festejamos tanto,
como un canto de quienes nacimos,
para ver ahora en generaciones
tan distantes, y tan afines.

Transcrito el HOY (de ayer) día, mejor dicho tarde del XXX de marzo de MMX, que de las últimas páginas de la libreta que lleva en su interior tanto, a la cubierta pegada para el vino que festejó en la ermita el árbolArmónico y otras, que en las guardas, dicen así: cromosomaXpersona.

viernes, 12 de marzo de 2010

A 9 días de la primavera, muere Miguel Delibes


A doce días de marzo, esta mañana fría, de tamiz plomizo, el despertar te encoge y es entonces como ese mismo cielo se torna apacible y el viento transporta finísimos copos de nieve. Ha muerto Miguel Delibes. Fuera hay 0 grados. En una de las cornisas que están frente a nuestra ventana, se posa un alado amigo, Chiquitín. Este colirojo tizón, se acicala su plumaje colorido, como si supiera que le estamos mirando. Súbita ocupa su lugar una paloma gris, que expulsa a nuestro querido amigo, como apabullan los grandes a los chicos. No puedo evitar abrir la puerta y en acto vengativo, decido espantarla. Al poco, el remordimiento avisto.


0 grados, a lo sumo 1. Esta ciudad castellana, se ha quedado helada. Muda. Sus gentes pululan herméticas envueltas en sus ropajes abrigos. El viento choca con ellos y mueve sus cabellos y sus envueltas telas. Nadie habla con nadie, nadie mira a nadie. Este invierno, como suelen serlo, ha arrancado otro Olmo Viejo, que no podrá ver más la luz en sus ojos. Cuando un 'olmo' muere, al lado puede verse un ciprés ondulándose en el viento. El ciprés que guarda a los muertos y las pequeñas formas aladas vuelan sobre el horizonte yerto.


¡Ciudad, el campo está vacío! En silencio, envuelto en luto, como los días de caza. Campanas huecas resuenan graves a lo lejos. La tierra se resquebraja y el caminar descalzo deja las huellas de aquel niño. Tierra, polvo, lomas, lindes y laderas. Esta tierra que en mi puño, seca, muerta, hasta que el agua te vuelva reverdecer de primavera.


Flores de invierno, como los poemas yertos, cristalinos, sin perfume circundan coronas, condolencias y lamentos. Las palabras dolor y heridas, se depositan como frágiles notas de silencio. Las escritas, sentidas, ungüento de callado lamento, impregnan el papel recuerdo, lápidas palabras, sentimiento, afecto: un breve soneto.


Camino olvido,

Del páramo sombrío.

La luz atraviesa nuestras vidas,

Es cuando el ave vuela,

Sobre aquel Ciprés Erguido.


Maestro,

Adiós,

Querido.