Primera ensoñación
[Paseos azules sobre el inmenso alcornocal extremeño. Líneas amarillas tupen el verdeoscuro y las sombras negras escavan la tierra profunda. Treintaytantos grados. Son las once y media. En la línea del horizonte se licúan las formas en colores. El fondo sonoro de las cigarras se mezcla con el cantar de algún ave. Caminos blanquecinos surcan la tierra amarilla. Algunas figuras se mueven cortando el aire seco del paisaje. En la ciudad, circundan los naranjos sus plazas. Las fuentes alegran el cemento y piedra como el rocío la mañana. La noche alberga de esperanza un nuevo día, mientras la luz-escena resuena entre las piedras del tiempo. Emociones, sentimientos, dramas, llanto, alegría, susurros y estallidos sensoriales, miras a la inmensidad infinita. Estrellas, el vuelo de un murciélago. Brillantes efímeros se desvanecen, como estrellas fugaces. Teatro Clásico en Mérida. Ciudades luz: París, Tánger, Lisboa. Tierra luz: Extremadura, extrema belleza]
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