Se cumple hoy un año de mi intervención en la Librería Relieve. Cuando me dirigía a los Jardines del Poniente para empezar, observé que una de las múltiples alfombras rojas seminceras estaba hecho un rebujo para que lo recogieran los del servicio de limpieza. Tras hacer las pertinentes consultas con Pepe el librero, me dijo con estas palabras: –con tal que no sea esa negra que pusieron los del 'sabor', que por poco me mata de un tropezón...–. Así, me dispuse a coger eso que otros habían tirado al concluir la Seminci. Corté al tamaño de la fachada y posteriormente le di un poco de forma. Así quedó en lo que llamamos La Dama Roja. Una alfombra, para proteger la obra. Comentaba Pepe al concluir la jornada, que –es curioso, normalmente, se ponen las alfombras para inaugura las obras, nosotros al revés, cuando empezamos–. Nos reíamos. Al concluir esa fachada y tras varios meses soportando inclemencias de toda índole, este verano, pudimos quitarla y tirarla a un contenedor. Ahora, tenemos otra, con bastante menos carácter, pero que en lugar de estar fija como la otra, es móvil. Aquí os presento por vez primera, un trozo del taller-almacén (L'atelier alborRelieve) de la Librería Relieve, donde entre otras cosas se guarda la alfombra roja.
martes, 26 de octubre de 2010
L'atelier alborRelieve
Se cumple hoy un año de mi intervención en la Librería Relieve. Cuando me dirigía a los Jardines del Poniente para empezar, observé que una de las múltiples alfombras rojas seminceras estaba hecho un rebujo para que lo recogieran los del servicio de limpieza. Tras hacer las pertinentes consultas con Pepe el librero, me dijo con estas palabras: –con tal que no sea esa negra que pusieron los del 'sabor', que por poco me mata de un tropezón...–. Así, me dispuse a coger eso que otros habían tirado al concluir la Seminci. Corté al tamaño de la fachada y posteriormente le di un poco de forma. Así quedó en lo que llamamos La Dama Roja. Una alfombra, para proteger la obra. Comentaba Pepe al concluir la jornada, que –es curioso, normalmente, se ponen las alfombras para inaugura las obras, nosotros al revés, cuando empezamos–. Nos reíamos. Al concluir esa fachada y tras varios meses soportando inclemencias de toda índole, este verano, pudimos quitarla y tirarla a un contenedor. Ahora, tenemos otra, con bastante menos carácter, pero que en lugar de estar fija como la otra, es móvil. Aquí os presento por vez primera, un trozo del taller-almacén (L'atelier alborRelieve) de la Librería Relieve, donde entre otras cosas se guarda la alfombra roja.
jueves, 21 de octubre de 2010
Maestro Ibrahim Ferrer

Ibrahim Ferrer (1927 Santigo de Cuba - 2005 La Habana)
Querida dulce voz amiga, 'que alegras los corazones', perfume sonoro de las más olorosas flores, alegre canto de día, susurro cálido de noche. Conocerte a través de tu música, tu rostro fiel reflejo de tu voz, Cuba del Alma. 'Oigo el consejo', Maestro, no sin que se expanda por todas mis células tu música. Imposible parar. La voz de Cuba más Viva que nunca. Silencio. Escucha el llanto en el jardín. Las flores de Ibrahim, un cántico que perdura en el viento. Querido Ibrahim Ferrer. Maestro.
martes, 19 de octubre de 2010
Librería Relieve

sábado, 9 de octubre de 2010
Platicar en el Desierto
Al nueve [IX] de este octubre, en la víspera del Triple Diez [X], se le caen la palabras por el viento de agua, que ahora intento ordenar junto a esta evocadora imagen de un árido campo camino de Essaouira, que si bien pudiera ser el mismo desierto en el que enseña un amigo escultura y reciclaje, que como ave que es, Pájaro está ahora en Smara, campo de refugiados en el Sáhara Occidental, es lo más próximo al desierto que llegó el ojo de mi cámara. Una licencia que me tomo, pues ayer pude enviarle un presente de breve lectura, tras conocer recibir suyo un correo e. Breve, pues son Nueve [IX] las páginas que escribí sobre el Blanco y además, qué mejor destino para algo que siempre 'llevas dentro' como la magia de ver un niño nevar. Smara, un nombre bello, como lo son sus gentes, amables, humildes y sencillas, que según parece, rezuman verdad humana. Para ellas y ellos son mis Nueve sobre elBlanco. Un buen fin, el destino. Aquí, para algunos, sería como 'predicar en el desierto'. Cuando la verdadera esencia es esa, y está precisamente allí: Platicar en el Desierto. Platicar en Smara.
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