martes, 2 de abril de 2019

El Alma del Río. El Pisuerga en Simancas y El Jarama de Sánchez Ferlosio

El  Alma del Río –breve relato en memoria de Rafael Sánchez Ferlosio– by Me *} Simancas April2019
Recuerdos que me llevan a los Jardines del Poniente, en una de esas mañanas soleadas de primavera, donde el entusiasmo florecía en la ya extinta-Librería Relieve. Eran tiempos de alegría ante la inminencia de abril, donde su ilusión salía a la calle, más concretamente al puesto en la Feria del Libro Viejo, a espaldas del evocador Campo Grande. A Pepe, raro era el día que no se le cayera de la boca algún escritor preferido. Sobre eso, como otras cosas de libros, mientras hablaba, se le iluminaba la cara y la mirada reverdecía al octogenario librero. Rafael Sánchez Ferlosio (Roma 1927†Madrid 2019) fue uno de sus referentes pilares de las letras. Él me animó a leer El Jarama.

Vivimos en Simancas desde hace mas de cinco años, desde una fecha más que señalada. Son recuerdos de otro sentido obituario: el día antes de la muerte de Pepe Relieve (Santander 1928†Valladolid 2014). Desde entonces mirar el río, contemplar su latente vida en movimiento, pasear por sus veredas, sentirlo... me parece una parte esencial y enriquecedora de este lugar. También desde entonces, he sentido el deseo de meterme en el río. Añoraba aquellos días de la infancia en el que ir al río a bañarnos se convertía en un día muy especial. Esa sensación de agua dulce y clara, nada comparado con el olor a cloro de las piscinas. Esa libertad de poder nadar y sumergirte en el agua, te hacía sentir el vínculo con el medio o esencia de la vida.

Así, en uno de los primeros momentos recuerdo haber entrado hasta la rodilla. Con esa sensación al pisar los cantos rodados en un lecho incierto. Hace ya más de dos años he podido disfrutar del baño y disfrutar nadando en la línea del puente y me he dado cuenta de la enorme suerte de vivir en Simancas y tener aquí este río.  Es un sensación maravillosa que rejuvenece el recuerdo y te hace percibir la esencia natural de sus aguas. Su Alma. Sin duda era un lujo poder nadar silenciosamente mientras te observa una garza desde un pequeño islote de grava. O ver cuando te sumerges los pececillos atentos como si parecieran contentos. O al detenerte flotando en el medio del río, ver como pasan los vencejos, aviones y golondrinas, en su rasante vuelo para beber una pizca de agua.

El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio
El pasado verano en uno de esos baños, no estaba solo en el río. Me alegró tanto, ver unos jóvenes adolescentes bañándose y riéndose. En uno de esos momentos, prestó mi atención unas voces que procedían de la orilla. –Vamos, tírate!–, decían. De los cinco jóvenes, uno de ellos estaba de pie en el puente y apunto de tirarse. De los cuatro amigos de la orilla, tan sólo uno o dos le animaban con sus provocaciones para que saltase. Me di perfecta cuenta, que el lance podría acabar en tragedia.  El lugar donde pensaba saltar el joven, cuyo nombre era R., era una zona de muy poca profundidad por los depósitos de las gravas que dejan los tiempos de crecidas. A lo sumo habría un metro y poco en algún tramo. Si en el salto no consegía más de tres metros de distancia, cosa del todo improbable, podía resultar gravemente herido por la caída y con mala suerte, dejar ahí como en El Jarama–, su vida. Me dirigí al muchacho y le fijamente le dije: –No lo hagas, chaval! ¿Sabes que hay muy poca profundidad e incluso hay piedras grandes de los antiguos derrumbes del puente? No lo hagas, por favor. No les hagas caso. ¿Cómo crees que se va a sentir tu madre si te ocurriera algo? Seguro que ellos luego dirán que lo decían en broma. No lo hagas–.

Después de hablar con el joven del puente, dando la espalda a su amigos, me volví y me dirigí a ellos y en tono serio les dije –¿si les parecía bien eso, de verdad eran amigos animándole a que saltara, con el latente riesgo de hacerlo?–. Se quedaron cayados mirándose unos a otros y empezaron a recoger las toallas. Cuando volví a mirar hacia el puente, el joven, se había bajado y venía caminando hacia la playa al encuentro de sus amigos.

6 comentarios:

Unknown dijo...

¡Muy bonito, Miguel!

Atelier Segura dijo...

Gracias anónima Alma *}

Rocagut dijo...

Un relato muy reconfortante, gracias Miguel.

Atelier Segura dijo...

Gracias Rocgut. Me alegra, muy amable *}

Atelier Segura dijo...

Y gracias a todos los lectores de la udiencia, especialmente la mayoritaria en Emiratos Árabes Unidos. Salam Aleikum *}

Atelier Segura dijo...

La amiga Susana Herreras, mujer sensible y lectora de mi blog cuando su borágine de tiempo inmersa en el Teatro y la Danza se lo permiten, me escribía esta desapacible mañana unos mensajes muy emotivos. Es por ello que con su debido consentimiento, los transcribo íntrego a continuación en conversación de WhatsApp.

S. Acabo de leer tu relato; que maravilla!!! Piel de gallina. Muy bello Miguel.
m. Gracias querida Susana, amiga. Tienes un don: haces feliz a la gente *}

S. Es que es muy bello de verdad. Veo que sigues acordándote de Pepe y eso es muy hermoso.
También recuerdo con mucho dolor que, hace muchísimos años, siendo yo adolescente, un amigo se tiró desde un puente que tenía las condiciones que relatas. Quedó clavado y se hirió de muerte. Vivió tetrapléjico un tiempo no muy largo, falleció .
Me acordé de Fernando con tu relato. Al chaval le salvaste la vida, estoy segura.
m. Gracias querida. Con tu permiso, lo publicaré (como comentario en el blog) con la privacidad implícita. Creo que es importante recoger la fidelidad y sensibilidad de tus palabras.

S. Puedes publicarlo poniendo mi nombre, faltaría más. Puedes.